terça-feira, 10 de novembro de 2009

una curiosidad



etiqueta



Es el nombre del protocolo o ceremonial que se debe guardar en las casas reales y en actos públicos solemnes', según explica la Academia en la primera acepción de su diccionario. Esta añeja definición no es muy diferente de la segunda, que se refiere 'a la ceremonia en la manera de tratarse las personas particulares o en actos de la vida privada'. La palabra proviene del francés étiquette, lengua en la cual este vocablo se emplea desde el siglo XIV. Tanto en francés como en español, el término significa también 'rótulo que se adhiere a un objeto para identificarlo'. Este último es anterior al que mencionamos en primer término; en la corte de Carlos V, el ceremonial seguía una serie de reglas que permanecieron inalteradas durante un siglo, puesto que estaban establecidas en etiquetas (rótulos) cuyas indicaciones se seguían rigurosamente paso a paso.
En francés, étiquette se había derivado de estiquette y provenía de stikkan que, en la lengua de los francos, significaba fijar un cartel con una noticia en un lugar público. Étiquette pasó también al inglés ticket, que inicialmente significó 'anotación breve' y que hace algunas décadas ingresó a nuestra lengua bajo la forma tique, con el sentido de 'billete' o 'boleto'. En inglés también sticker (etiqueta adhesiva).

Para conocer el imperativo


En mi rutina de estudios encontré esto poema que contiene muchos verbos en el imperativo:

 Alturas de Machu Pichu – Poema / XII

Sube a nacer conmigo, hermano.


Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados

Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:

traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.

Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,

decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:

señaladme la piedra en que caísteis,
y la madera en que os crucificaron,

encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,

contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,

afilad los cuchillos que guardasteis,

ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.
Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
Hablad por mis palabras y mi sangre.